Corriente perpetua
El
teatro del absurdo es un movimiento que llega en los años cuarentas a romper
esquemas. Comienza como una nueva forma de expresión, un aullido artístico que
ya no se puede enmudecer. Es algo innovador que nunca se había observado y
cuyas estructuras no cabían dentro de ninguna clasificación. Pero, ¿fue algo
realmente original? ¿Buscar cambiar el hábito es algo que nunca se había
tratado? Es un hecho que el teatro del absurdo es un tipo de teatro jamás visto
antes de su aparición. Sin embargo, podemos encontrar a lo largo de toda la
historia varios intentos similares por romper esquemas al igual que lo hace
este teatro. El principio básico del teatro del absurdo es ser absurdo y así
satirizar a la sociedad y este principio no es nada original. Encontramos esta
protesta en la sociedad desde los griegos hasta la actualidad. Muchas
corrientes artísticas, ideologías, ciencias, incluso guerras tienen este fin.
El teatro del absurdo es un teatro desconocido más su concepto no es nuevo
porque podemos encontrar su protesta en toda la historia, por ejemplo, en las
corrientes vanguardistas.
Cuando primero aparecen las obras
absurdas utilizan diálogos incoherentes y repetitivos, temas ilógicos,
personajes complejos pero no de forma entendible, acciones sin sentido, etc.
Estos elementos eran nunca antes vistos pero la razón por la cual los artistas comienzan
a buscar algo diferente es porque es una época de guerra y de represión
emocional. Además de estos elementos, el teatro antecedente a éste era teatro
realista, tradicional que llevaba años existiendo. La combinación de esto crea
un sentimiento natural en los artistas de buscar algo nuevo, un cambio que los
libere de la represión y que trate de abrir los ojos del público a la
absurdidad de la vida que llevan.
Los humanos son por naturaleza
hombres de hábitos porque encontramos un confort y decidimos permanecer ahí.
Nos quedamos ahí hasta que la comodidad nos deja de satisfacer y ahí es cuando
vienen los cambios. Después de generaciones de lo mismo, llega una a la cual ya
no le es apropiada la misma costumbre. La mente, la sociedad y el entorno van
evolucionando y por lo tanto los hábitos eventualmente dejan de funcionar. En
ese momento se crean nuevos sistemas políticos, nuevas tendencias artísticas y
nuevos estilos de vida que servirán por otro rato.
Podemos ver este efecto en el
estudio de la historia que se divide por épocas. Lo podemos ver en los
diferentes sistemas económicos y políticos que ha regido la sociedad. Todo esto
luego se ve reflejado en el arte. Por ejemplo, en el siglo XIX el arte era
realista, impresionista e imitaba la vida y así fue durante muchos años. Hasta
que entra el siglo XX, los artistas dejan de poder expresarse de la misma forma
entonces empiezan las vanguardias. Empieza el flauvismo, expresionismo,
cubismo, futurismo y miles de formas extrañas de pintar. Todas eran diferentes
a lo antes visto y todas buscaban crear una impresión en el espectador. La
literatura hace lo mismo porque cuando comienzan las vanguardias se utilizan
temáticas, palabras y descripciones que antiguamente nadie se hubiera atrevido
a utilizar.
En conclusión, para mi, el arte
verdadero es cuando se crea esta explosión en lo típico porque es cuando se
logra realmente transmitir sentimientos. El teatro del absurdo fue un grito
como muchos otros de la sociedad. Peor aunque no sea original, es necesario
seguir haciéndolo. El cambio nunca es
fácil. Lo desconocido da miedo. Atreverse a ser diferente es como brincar de un
avión sin paracaídas. Pero lo bello es cuando descubres que puedes volar. Si
nunca perdemos la fe en el viento que nos va hacer remontar, nunca dejaremos de
crecer como raza.